Recuerdo, cuando era demasiado joven como para poder andar en moto, que cuando caía en mis manos una revista de motos, devoraba las comparativas y las pruebas, y sobretodo las fotos; me encantaban las fotos de las competiciones de motocross. Recuerdo especialmente la época del belga André Malherbe porque tenía cientos de recortes de fotos de él y me encantaban las motos de turismo y las de enduro y más tarde, las del Paris-Dakar.
No estoy seguro de si tengo idealizada aquélla época o en realidad es tal y como la recuerdo; me gustaría volver a ver aquéllas revistas pero tengo la idea de que en ellas, cuando leías uno de esos análisis, te hacías una idea de la sensación que te daría conducir la moto de la que hablaban y hoy eso no me pasa.
Con esto no pongo en duda, ni mucho menos, la capacidad y el buen criterio de quienes hacen hoy las pruebas de las motos; creo que ellos escriben lo que el público quiere leer.
Hace poco leía en una conocida revista, una prueba de una moto de trail de la que tenía muchas ganas de saber de ella desde hacía tiempo.
Empieza el artículo hablando de la potencia de la moto, sigue con la potencia y termina el artículo con el tema de la potencia, con apenas una pequeña referencia a los extras y a la sensación general que le dejó la moto.
A mi personalmente eso último es la parte que me interesa y es como recuerdo que eran antes las pruebas. Confío en el criterio de la persona que hace el análisis, que habrá conseguido su trabajo por méritos propios, para que me cuente cómo es esa moto; qué «personalidad» tiene, sus virtudes y sus defectos, más allá de su falta o exceso de potencia.
¿Qué hay de su ergonomía?, ¿de su comodidad?, ¿de la utilidad y calidad de sus extras, y de cómo es sin ellos?. Y sobretodo, ¿como afecta todo lo que tiene al tipo de moto que es?.
¿Se puede hacer un análisis completo de una moto de trail, con dar cuatro curvas a 180km/h?
Es como si a quien le gustan las deportivas, le cuentan como va la CBR por el campo. Pero eso no pasa, a nadie le entraría en la cabeza encontrarse con eso.
Igual que hablábamos en el artículo La Extraña Historia de las Motos Trail y Enduro, todo se ve desde un prisma totalmente cuadriculado del que parece que no se puede salir, en el que sólo hay blanco y negro, despreciando a cualquiera que esté interesado en la zona gris.
Insisto en que no me cabe duda de que no es culpa de quien hace la prueba, si no del mercado.
Hoy todo se basa en más potencia, en más velocidad, en inercias, contrapesos y en convertir el motociclismo en una serie de fórmulas matemáticas que le hacen perder toda su esencia y sobretodo su diversidad, por eso apelo a aquéllas revistas en las que, incluso antes de saber lo que era andar en moto, ya te inculcaban la sensación de libertad que te dan estas máquinas.
Cada vez más, cuando te hablan de motos, te hablan de fuerzas centrípetas, de fuerzas aerodinámicas, de inercias, de grados de inclinación en una curva, de pares y de «¿¿te metes por el campo con esa moto??», «¿¿a dónde vas con esas maletas tan anchas??»
Cualquier motero con un mínimo de experiencia sabe dar una curva de forma suficientemente segura y correcta, sin necesidad de formular una teoría al respecto. Como si eso nos convirtiese en mejores moteros.
¿Es esa la libertad de la que tanto hablamos cuando nos referimos a las motos?. Si de verdad disfrutamos de esa sensación de libertad, ¿por qué somos tan cuadriculados?. ¿No sería este un buen momento para que nos vayamos sacando el palo de escoba que tenemos metido por popa y empecemos a disfrutar de lo que de verdad importa?.
Animo a quien pueda sentirse aludido, a que pruebe a disfrutar de la moto de forma desenfadada y relajada, y a apreciar sanamente la diversidad que, todavía y por suerte, tenemos. Creo que sería una buena manera de descubrir de forma real esa sensación de libertad que hay detrás de unas simples palabras.