Mototerapia
Con la infalible puntualidad a la que me tiene acostumbrado, estoy pasando estos días por el tradicional gripazo de otoño que además este año pega más fuerte que nunca (debe de ser la edad), de esos que a ratos te sientes con un pie en el otro barrio, agarrado a un pegajoso pañuelo y casi esperas a que venga la de la guadaña y se te lleve para terminar con tanto sufrimiento, cual tragedia griega. En fin… aguantar estoicamente es lo que queda.
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