A un mes escaso (según lo previsto) de convertirnos en padres primerizos, desde que anunciamos que íbamos a tener una hija, nos han contado durante estos ocho meses infinidad de anécdotas apocalípticas acerca de tener un bebé en casa. Que si ya no vamos a dormir por la noche, que si ya no vamos a poder disfrutar de una película tranquilamente… pero las que encendieron todas las alarmas, fueron las que se referían a compartir la vida de padre con la de motero.
Llega un momento en el que tengo pesadillas con una niña en modo Chucky, persiguiéndome a través de un paisaje postnuclear, para destrozarme la moto.
La moto es mi vehículo, no hay otra cosa porque es lo que elegí y es lo que utilizo para trabajar a diario pero por las obligaciones, estoy todo el día trabajando a contrarreloj, yendo a donde no me apetece, por carreteras que no son las que me gustaría recorrer. Los días libres son el oasis. Es cuando puedo andar tranquilo, sin tener que estar pendiente del reloj y disfrutando del paisaje y de una buena carretera, cruzar charcos de los que cuanto más salpican mejor o ponerme de barro hasta las cejas. Es mi retorcido clímax motero.
¿Eso se me va a acabar?. Esos sueños moteros que tengo, que sé que seguramente no se van a cumplir pero que necesito tenerlos, en plan dar la vuelta al mundo en moto, recorrer países remotos con culturas remotas en dirección contraria a casa, recorrer desiertos… ¿tengo que renunciar a esos sueños?, ¿les tengo que añadir a un Chucky en persecución?. ¿Nadie se inventó una maleta de moto, o algo así, en la que se pueda anclar un maxi-cosi motero?.
No puede ser para tanto; alguna manera tiene que haber de compaginarlo. Al fin y al cabo a los niños pequeños (y todos lo fuimos) les va la marcha; ensuciarse, coger baches, meterse en charcos… es más o menos lo mismo. Si el caso es no quedarse en casa sentado; disfrutar de la vida.
Cuando yo era pequeño apuntaba maneras. Tenía una bici Orbea, azul, que en los veranos aguantó lo inaguantable; aquello sí que era un chasis. Que a mis padres no les gustara que anduviera por la carretera con la bici era la excusa perfecta. «No mamá, la carretera casi no la pisé». Llegar limpio a casa no era motivo de orgullo. Mis rodillas se formaron a base de litros de mercromina. ¿Os acordáis de la mercromina?. Qué tiempos.
Recuerdo que ataba una cajita de cartón a la bandeja de atrás de la bici, metía un mendrugo de pan dentro y me iba a explorar el mundo; me sentía un auténtico explorador, cuando en realidad no me alejaba de casa más de dos o tres kilómetros.
Luego, te vas haciendo mayor y tienes que llegar limpito a casa, por eso me pregunto: ¿no será nuestra mentalidad la que crea el problema de compatibilidad con la forma de disfrutar que tienen los niños?. El fondo es el mismo, lo que cambia son sólo las formas.
Convertirse en adulto no tiene por qué ser necesariamente convertirse en un estirado. Muchas veces llamamos infantil a alguien que disfruta con cosas simples, ¿no habrá que empezar a mirar en dirección contraria para ver lo que hay detrás?. ¿De verdad el baremo para medir si alguien es más o menos adulto depende de cómo disfruta de su tiempo libre?. Creo que hay cosas mucho más importantes a tener en cuenta, en un mundo en el que casi nadie se hace responsable de las consecuencias de sus propios actos.
No sé cual será la fórmula por la total falta de experiencia que tengo al respecto pero alguien tiene que haber que la conozca. Se acepta y se agradece cualquier tipo de consejo.
Por propia experiencia te puedo asegurar que todo lo que te dicen es incierto, lo que es importante es el tener bien organizado el tiempo libre y saber repartir y diferenciar una cosa de la otra, todos debemos de tener nuestro espacio y nuestras horas libres para poder hacer lo que nos apetezca (es obligatorio). No se valora a un padre o a una madre por el tiempo que esté a su lado sino por la calidad y el buen hacer en el día a día. El reparto del cuidado entre los padres creo que es la base para que el grupo familiar tenga la mejor calidad de vida posible y que el hecho de tener un hijo no se convierta en un drama y el tener que renunciar a muchas cosas que nos gustan. Pero bueno, es mi opinión… ;)
Gracias tío, mejor explicado imposible. Este mensaje me lo guardo para releerlo más veces porque vale la pena. De verdad, gracias.