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Espíritu Motero

 En los tiempos que corren, por infinidad de razones, es más que nunca un orgullo ser motero.

 Por malas costumbres, por desidia y por una falta de control adecuado, se han ido perdiendo poco a poco los valores en la carretera, paralelamente a los valores sociales y personales. Sin embargo, los moteros, aunque no sé si por poco o mucho más tiempo, somos todavía una excepción.

 No nos conocemos de nada, muchos ni siquiera compartimos nuestra manera de disfrutar de las motos pero nos saludamos unos a otros como un colectivo unido y solidario que traspasa ideologías, banderas y cualquier tipo de creencia.

Espíritu Motero
Autor: Luis Polo

Sería hipócrita decir que respetamos todas las normas al dedillo pero en general, somos un ejemplo de cortesía en comparación con cualquier otro vehículo que circula por las carreteras. Respetamos más que nadie los pasos de peatones, a las bicilcetas, a quien necesita ayuda en la carretera…

 Hoy en día, es todo un deporte culpar a otros de nuestros males y dárselas con el primero que aparezca delante de nosotros, culparse unos países a otros de su situación, de quién está más favorecido por las instituciones, de quién es más listo que el de al lado pero nosotros, nos saludamos unos a otros estemos en el país que estemos y vengamos de donde vengamos y si coincidimos aparcados, salvo raras excepciones, nos miramos con complicidad y nos vale cualquier excusa para hablar de nuestras motos aunque no entendamos ni palabra del idioma que habla el otro pero lo importante es que buscamos el entendimiento, no el rechazo.

 Los que ya llevamos unos cuantos kilómetros encima, podríamos contar infinidad de anécdotas de gente que se acerca a hablar con nosotros por el simple hecho de ir en moto, muchas veces la que menos te esperas, aunque no sean moteros. De todas ellas, yo recuerdo dos especialmente que aunque no tengan nada de especial, se me quedaron grabadas más que otras y que pueden servir de ejemplo para el tema del que hablamos:

 Una vez, en una gasolinera de algún sitio que no recuerdo en Holanda, un tío con pinta de viejo rockero y con la moto más fea que haya recorrido jamás alguna carretera, se nos acerca a hablar simplemente por que sí, porque nos ve viajando en moto. Tanto él como yo tenemos un conocimiento bastante básico del inglés y sin embargo empezamos a contar batallitas como que tiene una moto tan fea para asegurarse de que nadie se la va a robar. Así, hablando inglés como los apaches durante un buen rato, como si nos conocieramos de toda la vida y con una sonrisa de oreja a oreja. No hablamos el mismo idioma pero nos entendemos porque queremos entendernos.

 Otra vez, muy cerca de donde vivo, durante un paseíllo en moto, paro a fumar a unos veinte metros de una iglesia en una zona rural y después de un rato, un cura de unos setenta años o más sale de la iglesia, se para mirando hacia mi, levanta el brazo haciendo el signo de la V y sigue su camino.

 Sea como sea, las motos suelen ser un tema de acercamiento y de entendimiento.

 El espíritu motero es universal. Un motero es un motero esté en el rincón del mundo en el que esté y no nos hace falta saber más. No sé si hay alguien que sepa decir cómo y por qué se originó una unión que traspasa cualquier tipo de barrera pero lo que está claro, es que podemos ser un ejemplo para todo un planeta que se pelea por su trozo del pastel.

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