El Castillo de Neuschwanstein (que significa algo así como nuevo cisne de piedra), está situado en la región de Allgäu, Baviera, a pocos kilómetros de la frontera de Austria.
Para entender como se llegó a construir semejante obra de arte tenemos que conocer al personaje del que surgió la idea y su contexto, que es tan fascinante como el propio castillo:
Se empezó a construir en 1869 por el arquitecto Eduard Riedel, por orden del rey Ludwig II de Baviera con el nombre de “Nuevo Hohenschwangau”, con la premisa de que fuera construido exclusivamente por bávaros y con materiales bávaros.
Se le empezó a llamar “Neuschwanstein” después de la muerte del rey, el cual siempre quiso propagar un halo de misterio sobre sí mismo.
Era tímido y soñador, con una fuerte tendencia a aislarse. Accedió al trono en 1864, a los 18 años, según él mismo: sacado de golpe de la lectura de sus libros.
En 1866 Prusia conquistó Austria y Baviera y desde entonces reinó como «vasallo» de Prusia.
Esto le afectó profundamente y quiso construir el castillo como evasión de la realidad, por pura fantasía, sin ningún carácter militar ni estratégico, obsesionado con la idea de una especie de reino sagrado irreal.
Evocando a un cisne surgiendo del lago que está a sus pies, el rey quería que se pareciera a los castillos de los cuentos de hadas que leía en su juventud y especialmente inspirado en la leyenda de Lohengrin; caballero del Grial, hijo de Perceval, que era transportado por un cisne, del que Richard Wagner escribió la famosa obra musical y del que a su vez el rey Ludwig era un profundo admirador y que además se identificaba a sí mismo con Perceval.
Su sueño era construir el castillo del Santo Grial; todo como una idealización de la época medieval. Sin embargo, su interior quiso construirlo con la tecnología más puntera de su tiempo.
En 1885 el rey fue declarado por el gobierno como incapaz para reinar por haber perdido la razón y fue depuesto a pesar de no estar contemplados tales poderes en la constitución bávara.
En 1886, al día siguiente de ser internado, murió en extrañas circunstancias en las inmediaciones de un lago cercano, estando con el psiquiatra que lo declaró como incapaz.
No está permitido hacer fotos en el interior del castillo.
Como curiosidad: Neuschwanstein fue la inspiración para el castillo de “La Bella Durmiente” de Disney y además, con el tiempo, terminaría convirtiéndose en el logotipo que hoy conocemos de la propia Disney.