Conducir por Francia puede tener muchas variables según la región por la que viajes o el vehículo que conduzcas. El tercio sur es totalmente llano, con rectas interminables y un enorme volumen de tráfico pesado, especialmente en autopista. Cuando ya lo has cruzado más de una vez puede llegar a ser realmente aburrido. En esta zona no tienes demasiadas opciones; si dejas la autopista, por carretera no ganas mucho más. Tanto el extremo sur como la costa suroeste desde Bayona a Burdeos están plagadas de pueblos, uno tras otro y también con un volumen de tráfico importante, igual que la Costa Azul, que es la mejor opción si te sobra el tiempo pero si no es así, todas estas carreteras son las típicas en las que pasan las horas y tienes la sensación de que no avanzas.
Una vez cruzado el sur, la cosa cambia para mejor y mucho según la zona. En Bretaña y especialmente por el Valle del Loira y Normandía, hay carreteras que son una auténtica delicia y por supuesto los Alpes y toda su zona de influencia, donde realmente se disfruta conduciendo por ellas. El extremo este y noreste, dejando atrás la zona alpina, es una zona bastante desconocida y poco poblada pero muy recomendable. A quien ya conozca el centro y el oeste, esta es una buenísima alternativa para quien se dirija hacia el norte.
La calidad de las carreteras es excelente y con muy buen estado de conservación. En autopista, los peajes son pocos pero caros y las carreteras nacionales, por tramos son el equivalente a una autovía; la mejor opción para quien quiera economizar pero avanzar rápido.
En lo que a calidad de conducción se refiere, Francia es un caso. Se conduce exactamente igual que en Suiza. El problema no es un cúmulo de defectos; en realidad no se conduce mal. Es más bien un gran defecto que puede llegar a estresar al más tranquilo y es que el coche que lleves detrás, siempre irá totalmente pegado a ti, vayas a la velocidad que vayas. Para quien conduzca en coche o en furgoneta puede llegar a ser más o menos llevadero una vez que te acostumbras pero para los que vamos en moto, te puede llegar a desesperar. Hay que tener en cuenta también que no lo hacen para desafiarte, es simplemente que les enseñan a conducir como si estuvieran en un videojuego; lo verás si te fijas en los coches de autoescuela.
En pocos sitios del oeste de Europa aparte de Francia y Suiza, conduciendo por una enrevesada carretera secundaria de apenas tres metros de ancho, verás aparecer al mismísimo diablo sobre ruedas que se te pega a ti apretando el acelerador a fondo y al fijarte bien por el retrovisor, verás que el conductor es una abuela entrecerrando los ojos para ver mejor.